Artículos escritos por Matias Banchero.
Acabo de leer el artículo de Foreign Affairs, "Might Unmakes Right: The Catastrophic Collapse of Norms Against the Use of Force". Los autores nos alertan sobre cómo en la actualidad se están erosionando la prohibición de la amenaza o el uso de la fuerza militar entre estados, una norma que ha sido la base del orden legal internacional desde el Pacto Kellogg-Briand de 1928 y la Carta de la ONU de 1945.
Al reflexionar sobre el tema, no puedo evitar recordar el curioso discurso que hizo Don Quijote donde trata la cuestión de las armas y las letras. Si bien su argumento es complejo, hay un punto que me resuena con particular fuerza en el contexto actual: La idea de que "las leyes no se podrán sustentar sin las armas". El artículo va en esa línea y nos ofrece una perspectiva histórica que, paradójicamente, subraya que las "leyes" (o los derechos de los estados) están/ban intrínsecamente ligadas y sostenidas por la capacidad militar de los mismos. Una "diplomacia de cañoneras" para forzar acuerdos que supuestamente fue superada luego de 1945. Respecto a este punto, nos es imposible no evocar a Trasímaco de Calcedón, el sofista del siglo V a.C. cuya crítica de la justicia ha sido tan influyente en la teoría política. Para Trasímaco, la justicia no es otra cosa que "la ventaja del más fuerte". Su postura es un claro precedente del realismo cínico que sostiene que "el poder hace el derecho" (el "might makes right" del artículo). Esta visión es un reflejo de que, en ausencia de un marco legal fuerte y defendible, los valores que aspiran a la paz y la cooperación son fácilmente subsumidos por la ley del más fuerte, una visión que, también según el artículo, Trump parece querer resucitar y que los autores asocian con la frase de Tucídides: "los fuertes hacen lo que pueden y los débiles sufren lo que deben".
Bien es sabido que el orden posterior a las Guerras Mundiales buscó proscribir la guerra y reemplazar la fuerza militar con herramientas económicas y marcos legales. El éxito de esta "revolución legal" dependía en gran medida de que actores poderosos (principalmente Estados Unidos de Norteamérica) actuaran como garantes y ejecutores. La prohibición de la fuerza se mantuvo, en parte, porque los estados sabían que violarlas conllevaría sanciones, condenas o incluso una "intervención lícita". Es decir, la existencia de "armas" (o la amenaza creíble de su uso para defender el orden) era fundamental para que estas nuevas "leyes" se sostuvieran. Nuevas leyes que se apoyaron como pilar fundamental en el famoso discurso proclamado el 28 de septiembre de 1948 por Eleanor Roosevelt en la Sorbona de París (y muchas veces citado como: “Las luchas por los derechos del hombre”).
Cabe mencionar ahora que el artículo de Foreign Affairs describe como la "destrucción" de este orden por parte de la administración Trump es un retroceso a la era anterior donde "la fuerza hacía el derecho". Es también sobre este punto en el que debemos disentir ya que no creemos que una administración defina el cambio del orden global sino que esta decadencia se viene desarrollando y desplegando, al menos, desde el comienzo del siglo XXI.
Por último, el artículo parece confirmar que, incluso cuando el objetivo es la paz y el comercio, la existencia de una capacidad para defender ese orden legal es crucial. Punto con el que sí estamos de acuerdo. Si esa capacidad para defender un determinado orden se erosiona o el actor que la sostenía se retira, las "leyes" que prohíben el uso de la fuerza (las "armas") se vuelven frágiles, y volvemos a un mundo donde el poder militar puede determinar el destino de las naciones, tal como Don Quijote, con su perspicacia, nos señala en su discurso, desoyendo a Sancho Panza y olvidándose de llevar bocado a la boca. Esta interdependencia entre el orden legal y la capacidad de protegerlo es una lección atemporal que sigue siendo profundamente relevante en nuestra era digital, donde la estabilidad geopolítica es la base para la colaboración global y el avance tecnológico. Sin un orden defendible, el "rigor y la confusión de la guerra" amenazan con desestabilizar todo. Y todo indica que marchamos a la confección de un nuevo orden por lo que la confusión reinará en el corto plazo.
En definitiva, la alarmante erosión de las normas internacionales que se describe en este artículo es, en esencia, una profunda crisis (¿o acaso decadencia?) de los valores que sostienen el orden global esquematizado a la salida de la Segunda Guerra Mundial. Esto nos confirma la prognosis Quijotesca: sin las "armas" necesarias para defenderlas, las "leyes" pierden su capacidad de sustentar un mundo de paz y orden. Al menos la paz y orden de los aquellos que fueron vencedores.
Reflexiones escritas por Matias Banchero acompañado por NotebookLM.
Amberes, 26 de Julio de 2025.